temporada de narices frías temporada de narices frías
temporada de narices frías temporada de narices frías
temporada de narices frías temporada de narices frías


1.8.09

Colgado de un paraguas

Antes de ayer me encontré un paraguas botado en el suelo. Me paré junto a él, esperé a ver si alguien lo reclamaba, o quizás… si se trataba de una broma, asegurarme de que no estuviera el gracioso que juega con la efímera alegría del que, mirando al suelo, se lo encontraría ahí tirado. Luego de un rato, lo recogí, descaradamente lo revisé y una sonrisa me cruzó el rostro. De las manos lo llevé a la cajetilla, de la cajetilla al bolsillo y del bolsillo a Rengo.

Por las tardes lo saco a pasear. Lo abro y se agarra del viento que me espera a la salida del placar. Los tres juntos nos vamos hasta la nube más cercana y una vez ahí, nos deja y nos olvida.
Como es alto y no llevamos escalera, pues los bolsillos se llenan con el encendedor y los cinco cigarrillos para el viaje, me afirmo de él y dejamos que el aire apacigüe la caída.
A veces, bajar de una nube se resume en un pequeño golpecito en las suelas de las zapatillas, otras, es el culo el que se da contra el suelo, dejándome en los pantalones buena parte del polvo de la calle. Nunca supe como hacia Mary Poppins para caer con gracia y además no despeinarse en el viaje. Tenía clase la chica ésta, aunque a mi juicio como que se hacia la mosquita muerta, el cuento de la mina agraciada, humilde, algo mojigata y con paciencia eterna con los niños nunca se lo creí del todo. Pero bueno, eso no va al caso.

Volviendo al tema, una vez en tierra firme comenzamos a caminar. Lo llevo oculto en el bolsillo, pues no hay ni lluvia ni ley que me permita llevarlo por la city con completa impunidad. Un par de vueltas por ahí… de Pratt a la plaza, de la plaza a Pratt y de vuelta a casa… una vez que nos alejamos de la ciudad, lo saco a respirar, enciendo un cigarrillo y esperamos a que el viento pase y nos recoja.

No sé si será por el smog de la city, el viento que me pega en la cara o qué, pero los ojos se me ponen rojos desde que me lo encontré, así que antes de entrar a casa, una nube gris, de esas que anuncian chaparrón, me tira dos gotitas de agua, una en cada ojo, devolviendo el blanco a cada piedra.

7 comentarios:

  1. Ayer encontré un paraguas como el tuyo. Me hizo volar un poco, y aunque hubiera preferido hacerlo en soledad como tú, no estuvo mal la compañía en aquel momento.

    Me encantó.
    Un beso vecino.

    ResponderEliminar
  2. .:.

    que bueno los cuentos de paraguas


    .:.

    ResponderEliminar
  3. :O

    excelente!
    me encanto tu entrada :P
    yo kiero escribir así!! como tuuuu

    besitos, q tis bn
    chaolin

    ResponderEliminar
  4. Yo tampoco me creí nunca A Mary Poppins, a saber que intenciones ocultas se traía. Pero volaba con clase, eso si que es verdad y aterrizaba sin despeinarse.

    En la vida real nunca suceden esas cosas, yo intenté volar con un paraguas y lo más que conseguí fue darme de bruces contra el suelo.

    Y dolió, siempre odiaré a Mary por ello...

    ResponderEliminar
  5. morella... hablaremos del mismo paraguas?? tengo la duda... un beso

    nano... :)

    lilou... graacias... que bueno que te guste la entrada (a pesar de que sospecho que no entendiste lo del ''paraguas''...pues si, esconde algo)

    deprisa... disney es el culpable de la poppins... y si, nunca pasan esas cosas en la vida real... :(

    ResponderEliminar
  6. Yo creí entender lo que escondía, y no te extrañes si es por eso.
    Sabes que agarro tus mensajes invisibles, jajaja...

    No quiero hacer esto, le saco el misterio digno a tu entrada... Pero:
    el paraguas es verde y lleva olor dulce consigo¿? jajaja.

    ResponderEliminar
  7. Morella... olor a pino... jajaja... tendras un tercer ojo que ves hasta lo que no escribo? ... un beso

    ResponderEliminar